Teléfonos móviles, relojes inteligentes, tabletas, ordenadores y pantallas, periódicos digitales, redes sociales, correo electrónico, entre otros, forman ya parte de nuestro día a día. Han llegado para quedarse y evolucionan tan rápido, que no queda más remedio que aceptarlo y adaptarnos a ello, y cuanto antes mejor.
Es cierto que las personas nos adaptamos a la tecnología de maneras diferentes. Algunas generaciones han sufrido este proceso de adaptación de una forma progresiva. Las nuevas generaciones ya nacen adaptadas e inmersas en este mundo tecnológico, en cambio, las personas mayores, no han tenido tiempo, ni muchas opciones para aprender y comprender todos estos cambios, que incluyen por supuesto, un cambio de mentalidad, una mente abierta para poder sustituir el papel, por las pantallas, las conversaciones de viva voz, por los chat, los sellos y las cartas, por los e-mail, el pago con billetes y monedas, por las tarjetas y el pago con el móvil, las compras en el mercado por las compras online.
Cierto es que las nuevas tecnologías nos permiten estar más comunicados y con más gente, pero si lo miramos por otro lado, también consiguen aislar poco a poco, a todo aquel que no se monta en este tren que viaja muy deprisa, y muchas veces, sin opción de billete de ida y vuelta.
Las nuevas tecnologías de las información y la comunicación (TIC), deben adaptarse a cualquier tipo de personas con sus limitaciones y dificultades, independientemente de la edad que tengan.
Puede que para las personas mayores, una de las grandes dificultades para acceder a las tecnologías, sea el miedo y la incertidumbre que poseen con respecto a las TIC en general, debido principalmente al desconocimiento que sufren de ellas.
Muchos mayores desconocen cuál es la utilidad de algunos dispositivos e instrumentos que puede mejorar su calidad de vida. Muchos no se atreven a utilizar dispositivos móviles u ordenadores, por miedo a tocar una tecla inadecuada y perder toda la información almacenada en ellos.
Las personas mayores tienen que hacer un esfuerzo aún mayor que el resto de la sociedad para adaptarse y evolucionar al mismo ritmo que la tecnología.
El conocimiento y uso de las nuevas tecnologías, tiene grandes ventajas para las personas mayores: superan los prejuicios, mejoran su calidad de vida, mantienen y amplían su red de relaciones, fortalecen su independencia y les ayuda a mantenerse más activos y saludables.
Todos deberíamos ayudarles a formar parte del presente de una manera más activa y visible. Tenemos que enseñar y ayudar a nuestros mayores a utilizar la gran variedad de avances tecnológicos que tienen a su alcance. Tienen que darse cuenta que la tecnología es accesible para ellos también y que existe un amplio abanico de posibilidades tecnológicas para hacerles la vida más fácil. Existen aplicaciones como recordatorios de toma de medicamentos, de toma de agua, ejercicios de entrenamiento de memoria, llamadas de emergencias, entre otros muchos, que les facilitarían el día a día si supieran manejarlas. Estamos a un click de hacerlo posible. ¿Te animas?